Hip hop y flamenquito. Ojos de Brujo son la marca registrada de esa mezcla callejera de palos flamencos con hip hop, drum & bass, música india o cubana, funk y, cómo, no, rumba catalana. La rumba catalana, maravilloso invento con más de medio siglo de historia, está de nuevo muy viva y ha llevado a don Pedro Pubill Calaf, más conocido como Peret, a las aulas del Conservatorio de Liceo de Barcelona para dar un curso introductorio. Con profesores como Rogeli Herrero (Los Manolos), Antoni Carbonell (Sabor de Gràcia) o Ramón Giménez (Ojos de Brujo). “Si este mundo anda perdío / y no encuentras la razón / échate una buena rumba y baila / no pa olvidar, sino pa llevarlo mejor” (‘Ventilador rumba 80’, Ojos de Brujo).
Con el cambio de siglo surgió en Barcelona el mestizaje sonoro de Ojos de Brujo. Se cumplen diez años del primer disco, aquel ‘Vengue’ para el que se reunieron músicos que tocaban entonces con Amparanoia o Macaco o acompañaban a Rosario Flores o a Raimundo Amador. Ahí estaban Dani, Juanlú, Ramón, Muñeco, Xavi, Beto, DJ Panko, Paloma y Marina. Después de ‘Vengue’ llegaron títulos como ‘Barí’ –‘joya’ en caló- (2002), que les permitió salir de gira por medio mundo, ‘Techarí’ –‘libre’ en caló- (2006), ‘Aocaná’ –‘ahora’ en caló- (2009) o ‘Corriente vital’ (2010) que conmemora el décimo aniversario de OdB con reconstrucciones de éxitos como ‘Corre Lola corre’, y algún que otro inédito. Con invitados como Bebe, Amaral, Jorge Drexler, Manolo García, Estopa, Chicuelo, Najwa Nimri, Roldán (de Orishas), Miguel Campillo (de Elbicho) o La Troba Kungfu y producciones de Nitin Sawhney, Juno Reactor, Bob Bennozo... Acostumbrados a autoproducirse decían en Mondo Sonoro que “ha sido parecido a ver un cocinero hacer un plato totalmente distinto al tuyo, pero con los mismos ingredientes. Una pasada”.
Suena todo a despedida. A gira de adiós. Y así es. Aunque Ojos de Brujo, como dijo Elbicho, se paran, pero no se separan. Han decidido, tras esta gira que durará prácticamente un año, tomarse un respiro, darse un tiempo, y probar suerte en cosas nuevas. No parecen estar todos de acuerdo. Escribe en La Vanguardia Esteban Linés que “Ojos de Brujo ha sido hasta ahora un referente cultural de la escena barcelonesa de los pasados tres lustros (...) Pero el buenrollismo se acaba: una recién anunciada gira de despedida pone punto final –quizás sólo de momento– a una aventura que se desvanece en medio de desencuentros artísticos, cierto desconcierto y sensaciones agridulces”. El sueño, convertido durante un tiempo en realidad, de crear de forma colectiva y autogestionarse en la producción y la distribución de los discos, se lo ha llevado por delante la crisis de la industria. Y las deudas aprietan.
En una entrevista para Batonga!, julio de 2001, decía el guitarrista Ramón Giménez, que lo mismo tocaba en un tablao flamenco que con los ‘break dancers’ del barrio en los campeonatos de España: “Recuerdo una boda gitana en la que éramos dos guitarristas y dos mil palmeros. Eso es tremendo porque lo que se vive ahí es que cada uno saca su arte. Es ese rollo que tiene el flamenco, que uno toca algo y luego otro lo continúa. Algo así pasa con Ojos de Brujo, cada uno pone algo de su parte. Y mientras los gitanos somos todos flamencos, en el grupo cada uno tiene su propio bagaje. Puede ser ‘ragga, ‘hip hop’ o lo que sea, pero la espontaneidad es la misma”.
El propio Ramón explicó en otra ocasión que ellos no eran una banda al uso, ni siquiera a la hora de grabar. Y decía que más que una fusión de músicas, OdB era una fusión de personas. Con el reto siempre de meterse en situaciones musicales de las que no se sabe qué va a salir. Marina Abad ‘La Canillas’, ha sido, y sigue siendo, rostro, imagen y voz de esta banda que se fraguó con un modelo de autogestión y decisiones asamblearias que se les ha agotado. Hasta luego Ojos de Brujo. ¿Hasta siempre?
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