La narrativa italiana presenta una acusada variedad en la que conviven la ligereza y las descripciones psicológicas más exhaustivas, novelas sentimentales del gusto del público comparten escenario con voces dialectales y otras que nos traen el tema marginal.

Italo Calvino dio las claves de la literatura del siglo XXI en “Lezione americane”. Un pronóstico de 1984 que se materializa en la actualidad. Las seis propuestas son: ligereza sin frivolidad, rapidez y precisión, la imagen como lenguaje universal, pluralidad y solidez.

Utilizaremos estas pistas que nos ofrece Calvino para realizar un examen del panorama narrativo italiano en la actualidad. La primera característica la vemos en Alessandro Baricco que aligera el peso de sus personajes, paisajes y argumentos; sugiere más que cuenta; alejado de la superficialidad usa imágenes que fluyen sin dificultad, leves.

La rapidez es la clave de la narrativa joven de Niccolo Ammaniti, que da de lleno en el gusto de los nuevos lectores, no roba la esencia sino que considera que una imagen es más clara y contundente al eliminar los preámbulos.

Otro representante excepcional de la novela italiana es Antonio Tabucchi; con la consigna de la exactitud, precisa estados psicológicos y del alma, reacciona ante un mundo inestable con lo minucioso de su lengua, refugio de lo probable.

Sin duda la capacidad que tiene Claudio Magris en construir imágenes con sus palabras es inigualable. El hombre del siglo XXI vive inmerso en la cultura de lo visible. Todo existe en cuanto que es accesible a la vista.

Para terminar, según Calvino, el libro de todo es aquel en el que todo habla con su propia voz. Así, las novelas de Melania Mazzuco plantean página a página marañas de hechos e ideas. La pluralidad asoma en sus novelas convirtiéndose en verdaderas enciclopedias de sentimientos.

Además de esta clasificación, hay particularidades, autores de best sellers: Umberto Eco y Andrea Camilleri. Entre estos escritores tan afamados, ha irrumpido también Margaret Mazzantini, actriz y escritora, que ha logrado insertar con gran éxito sus obras en el mercado.

Vemos como durante siglos las letras de Italia se han debatido entre dos posturas; una centrifuga, en lengua toscana, que aspira a la universalidad; por el contrario, hay una tendencia centrípeta, conservadora, que favoreció el dialecto frente al florentino que finalmente será la lengua oficial. Por eso junto a los autores nombrados anteriormente que universalizan sus sentimientos y abren puertas al mundo coexisten escritores que hacen protagonistas a las minorías marginales o narran historias de un entorno muy próximo, pueblos y lugares alejados de las grandes urbes.

Para esta acompañarnos en esta singladura de aproximación a las letras italianas contamos con la inmediatez de las nuevas voces que han irrumpido con éxito en la literatura actual, tales como Fabio Geda, Davide Longo y Michela Murgia. En cuanto al universo poético, vemos como los poetas actuales, aun no renegando de los grandes maestros, buscan nuevos caminos de expresión. A partir de las últimas décadas del XX hay un auge de la poesía, conviven muchas tendencias, algo muy positivo porque dota al poeta de extraordinaria libertad. En palabras del crítico y traductor Emilio Coco, “la poesía italiana actual posee una singular vitalidad y orientación dentro de Europa. Alterna coherentemente varias vías de expresión, que han renovado lingüísticamente el género: la estética realista, de sentido ético y capacidad crítica; la escritura artística lacónica y altamente lírica, fragmentaria y subjetiva; las experiencias neovanguardistas del grupo 63 y de los “Novissimi”. Por su riqueza y calidad expresiva, la poesía italiana está, en este momento, entre las mejores, quizás la mejor, de Europa”. Voces de mujer nos atraerán como sirenas a su imaginario. Antonella Aneada y Elisa Biagini ofrecerán diferentes perspectivas de la lírica contemporánea. Para finalizar, el glamour de Lucía Bosé rendirá un sincero homenaje a su amiga y poeta Alda Merini.