El ‘beat boxing’, esa forma de percusión vocal basada en la habilidad de producir sonidos de batería y percusión con la boca, está aquí en manos de israelíes. De la región de los Balcanes son apenas los ritmos que ellos utilizan en su música.
Balcan Beat Box lo fundaron dos israelíes que vivían entonces en Nueva York, el saxofonista Ori Kaplan y el percusionista y programador Tamir Muskat. Kaplan y Muskat son los cerebros de un proyecto musical que, como pueden hacer Gogol Bordello o DeVotchKa, toma elementos tradicionales balcánicos y les añade apuntes de música judía, gitana, electrónica, dub, ragga, hip hop... En una reseña de la BBC se hacía referencia a bandas como la británica Asian Dub Foundation o la belga Think of One.
Ori Kaplan, que tocaba el clarinete en una banda ‘klezmer’, y Tamir Muskat, batería en un grupo punk, se conocieron en Brooklyn siendo adolescentes. A los dos se les sumó como miembro permanente de Balkan Beat Box el MC y percusionista Tomer Yosef, también judío e israelí, para dar vida a canciones como ‘Digital monkey’, ‘Hermetico’, ‘Balcumbia’ o ‘Bulgarian chiks’.
Antes de una de sus actuaciones en España se les anunció en la prensa como una combinación fatal de agitadores, gira perillas y monos digitales, asegurando que destruyen nacionalidades y descubren un nuevo Mediterráneo. Ellos recuerdan un concierto en Tel Aviv ante 35.000 personas y sueñan con poder tocar algún día en Gaza. Y en Líbano, Jordania, Siria, Egipto o Irán. La revista Spin los describió como “una misión de paz global con la que se puede bailar”.
‘Balkan Beat Box’, su primer disco, se editó en 2005 y, dos años más tarde, publicaron ‘Nu Med’, definido por Kaplan como ‘dancehall’ mediterráneo. Ahora, tras las remezclas de ‘Nu Med’, llega ‘Blue eyed black boy’, un nuevo capítulo de las energéticas músicas del mundo 2.0.
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