Pájaro cantor andino. La boliviana Luzmila Carpio replica el mensaje de los pájaros y las plantas en su lengua madre, el quechua. Luzmila nació en la comunidad de Qala Qala, Ayllu Panacachi, situada en el Departamento de Potosí, en el seno de una comunidad quechua-aymara. El Ayllu es una forma tradicional de comunidad de la región andina, un modelo de gobierno local autosustentable basado en la vida comunitaria y el derecho colectivo a la tierra. Su función principal es resolver problemas de subsistencia y de convivencia. Vivió sus primeros años a más de 4.000 metros de altura, entre los cerros que vigila el cóndor de los Andes. Creció en la adoración a la madre tierra, la Pachamama. Luzmila fue criada por su madre, su abuela y la comunidad. Su mamá trabajó desde muy pequeña en las minas de oro y de estaño del Potosí para criar a sus hijos. Marginada por no hablar español, le decía a Luzmila que de haber aprendido a escribir habría plasmado en un libro la exclusión que la persiguió. La cantante le mostraba a su hija cómo nacían las plantas y, caminando entre los sembrados, le decía: “Cántale a esa florcita, hijita, cántale, vas a ver que se va avergonzar”. Luzmila le hacía caso y veía como la flor se cerraba con el sonido de su voz. Luego, le pedía que escuchara un pájaro y que lo imitara. Fue así como empezaron a crecer sus primeras composiciones, caminando cada día por caminos de herradura durante más de una hora y media para llegar a la escuela. Pensaba entonces que algún día iba a contar de su pueblo, de su cultura y cosmogonía.
Con más de 25 discos grabados, Luzmila ha creado con músicos de jazz, de música clásica y hasta de heavy metal: en 2017 se juntó con la banda boliviana Alcoholika La Christo para entonar Warmikuna Yupay-Chasqapuni Kasunchik –”Mujeres, debemos ser tomadas en cuenta”–, un atronador llamado a la igualdad.
En los últimos años ha incursionado en la electrónica de la mano del ZZK, sello que desde 2008 abandera una exploración que, entre otras cosas, consolidó un beat propio de Sudamérica, con artistas como Nicola Cruz, Ghetto Kumbé o Chancha Vía Circuito. La suya es una historia de resistencia, de poner en valor su pueblo, de respeto y amor a la tierra, a la naturaleza, por eso Luzmila Carpio es conocida como la artista que canta a la Pachamama. Llega Luzmila Carpio a Cartagena, con sus canciones como pasaporte y con la ambición de seguir proyectando su lengua, su cultura y la diversidad de los pueblos originarios que aún hoy se sigue ignorando.