Natacha Atlas
NATACHA ATLAS es una mujer menuda de exhuberante presencia y espectacular mirada. Poseedora de una de esas raras y magnéticas bellezas descritas en las delicadas narraciones de Sherezade y dueña de una voz capaz de convertir el árabe aprendido en Europa en un escandaloso susurro con el que hablar de amor, elevar una plegaria o arrastrar a la melancolía de una despedida. Gedida, su tercer álbum en solitario y, en especial su tema One brief moment, con arreglos de David Arnold, describen mejor que cualquier palabra el apasionante reto al que Natacha Atlas lleva varios años enfrentándose: encontrar el elegante equilibrio entre sus raíces egipcias (padre egipcio-marroquí) y su responsabilidad como artista de fin de siglo (madre inglesa; infancia y adolescencia en Bruselas), un propósito al que ya la habían encaminado sus colaboraciones con Transglobal Underground, Fundamental o Nitn Sawhney o sus álbumes anteriores, Diaspora y Halim, en los que ya apuntaba a la fusión del popular shaabi egipcio, el räi a tiempo medio y el jungle de las pistas de baile del Reino Unido.